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¿Se pueden combatir los problemas de audición? La audición es uno de los sentidos básicos y más importantes del ser humano. Suele deteriorarse con la edad, a veces hasta el punto de que una persona mayor ya no puede oír en absoluto, o puede experimentar sordera como consecuencia de una lesión o enfermedad. Sin embargo, la pérdida de audición no tiene por qué ser una consecuencia inevitable del envejecimiento, y una intervención rápida puede evitar estas peores consecuencias.
¿Qué causa la pérdida de audición?
Algunas personas ya nacen con pérdida de audición o tienen un mayor riesgo de padecer sordera senil por razones genéticas. En estos casos, es muy importante prevenir la pérdida de audición y buscar ayuda rápidamente en cuanto se detecten los primeros signos de pérdida de audición. En niños y personas muy jóvenes, la pérdida de audición suele estar relacionada con la exposición a entornos ruidosos, lo que incluye no sólo vivir en una gran ciudad, sino también, entre otras cosas, ir al colegio donde hay mucho ruido, utilizar juguetes o juegos ruidosos, escuchar música con auriculares, ir a conciertos o a lugares ruidosos y abarrotados. La pérdida de audición también puede ser consecuencia de antecedentes de infección, como la otitis media.
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Un factor importante que afecta a la calidad de la audición es el trabajo. La normativa establece que si las máquinas no pueden silenciarse hasta un nivel aceptable, los trabajadores deben disponer de protectores auditivos, pero esto no siempre se cumple o, a pesar de las salvaguardias, se sigue estando expuesto a ruidos perjudiciales. La pérdida de audición depende de la intensidad y duración del ruido, aunque incluso la exposición de corta duración a ruidos fuertes puede provocar daños irreversibles.
Los ruidos impulsivos, como el sonido de un avión que vuela bajo, los disparos, los fuegos artificiales, las bengalas, el arranque de una máquina ruidosa o las sirenas de alarma, también son muy peligrosos para la audición. Los factores que afectan a la audición, a menudo subestimados, son las enfermedades de diversa índole, no sólo las que se padecen durante la infancia, sino también en la edad adulta. Estas enfermedades son principalmente infecciones bacterianas y víricas, pero también, por ejemplo, la diabetes, la hipertensión y la aterosclerosis, que alteran el sistema circulatorio y provocan hipoxia en el sistema auditivo, perjudicando su funcionamiento normal.
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¿La pérdida de audición es sólo en la vejez?
Según datos de la OMS, la mayoría de los mayores de 65 años experimentan pérdida de audición. La pérdida puede variar en gravedad, pero es raro que una persona de edad avanzada oiga tan bien como cuando era más joven, mientras que la sordera senil puede afectar hasta al 10% de la población mayor de 65 años. Incluso una pérdida de audición leve puede suponer una reducción de la calidad de vida, y cuanto mayor sea, más graves serán las consecuencias. Ante el primer indicio de un problema auditivo, es aconsejable buscar asesoramiento. Suplemento Ottomax.
Hoy en día, los problemas de audición se observan en personas cada vez más jóvenes e incluso en niños. Mantener una audición perfecta es aún más difícil hoy en día, ya que es muy difícil evitar el ruido, que es el principal factor que contribuye a la sordera: la mayoría de la gente vive en ciudades ruidosas, utiliza el teléfono y auriculares, ve la televisión o escucha la radio. Los primeros signos de pérdida de audición pueden observarse a partir de los 30 años, pero las personas mayores siguen siendo las más afectadas.
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¿Cómo es que oímos?
El oído humano consta de una parte externa, una parte media y una parte interna. Las ondas sonoras viajan a través del oído hasta el cerebro, donde son interpretadas, por lo que no sólo es importante el estado del propio oído para una buena audición, sino también una conducción neural eficaz. Las ondas sonoras captadas por el oído externo fluyen por el conducto auditivo hasta el tímpano y lo hacen vibrar. Estas vibraciones activan los huesecillos del oído medio, es decir, el martillo, el yunque y el estribo. Una vez amplificado, el sonido viaja hasta la cóclea, en el oído interno.
La cóclea está llena de líquido en el que se mueven los cilios de las células auditivas, cuya función es convertir las ondas en impulsos que lleguen al cerebro. El órgano de la audición está tan bien desarrollado que una persona puede percibir fácilmente tanto sonidos tranquilos como fuertes de diferentes frecuencias, y también puede oír espacial y selectivamente.
¿De dónde viene la sordera súbita?
Los problemas auditivos como la sordera súbita, como su nombre indica, se desarrollan muy rápidamente, en pocas horas. A veces se experimenta justo después de despertarse, cuando de repente no se oye en uno o ambos oídos. ¿Cuál es el origen de este trastorno? De nuevo, pueden distinguirse varias causas, pero lo más frecuente es que sea consecuencia de un traumatismo o de antecedentes de enfermedad y toma de ciertos medicamentos. A veces la sordera desaparece si se elimina la causa del problema, pero en muchos casos la audición no se recupera o sólo mínimamente.
Tipos y grados de pérdida de audición
Existen varios tipos de pérdida auditiva. La pérdida de audición conductiva implica una sensibilidad reducida a los sonidos, lo que en la práctica significa que la persona afectada no oye con precisión todas las palabras que pronuncian las personas y, al cabo de un tiempo, también empieza a hablar ella misma de forma inexacta. En la hipoacusia neurosensorial, se produce una notable reducción del umbral auditivo y una falta de comprensión del habla. La persona mayor tampoco capta bien los sonidos agudos del entorno, el problema auditivo así como la incontinencia urinaria Estas son las afecciones más comunes entre las personas mayores. También existe la pérdida de audición mixta, que es la que se diagnostica con más frecuencia; en ella se combinan los síntomas de la pérdida de audición conductiva y neurosensorial.
El grado de pérdida auditiva se determina en decibelios y se mide durante un reconocimiento médico con un audiómetro clínico. La prueba determina el umbral por debajo del cual el paciente ya no puede oír. En un estado normal, el oído humano percibe sonidos entre 0 y 120 dB. Con una pérdida de audición leve, el límite se eleva a 20-40 dB. Con la moderada, ya es de 41-65 dB, y con la severa llega hasta los 65-90 dB. La afección más grave es la pérdida auditiva profunda, en la que el nivel umbral es superior a 91 dB: una persona así oye muy poco y no puede mantener una conversación sin audífono.
¿Qué es el tinnitus?
Otro problema auditivo es el tinnitus. No siempre va de la mano de la pérdida de audición, pero en la medida de lo posible ambas afecciones pueden combinarse. El tinnitus es un sonido que la persona que lo padece oye, pero sólo en su propia cabeza, ya que no procede de ninguna fuente externa. Además de acúfenos, también pueden ser zumbidos, silbidos, golpes, retumbos y, si el ruido persiste durante mucho tiempo, suele ir acompañado de dolor de cabeza e irritabilidad.
Los acúfenos son extremadamente molestos y en casi todos los casos provocan trastornos psicológicos: son muy difíciles de eliminar y muchas veces se agravan al intentar descansar, por lo que resulta muy difícil conciliar el sueño y relajarse. Los acúfenos pueden tratarse con suplementos para corregir deficiencias vitamínicas, y también son útiles diversas técnicas de relajación. Como el tinnitus se asocia a veces a diversas enfermedades, principalmente del sistema cardiovascular, conviene cuidar la presión correcta, para lo que se recomienda lo siguiente Corsanum.
¿Se puede prevenir la pérdida de audición?
La audición debe cuidarse desde la infancia para que el riesgo de pérdida de audición sea significativamente menor. La prevención es, con diferencia, la mejor forma de hacerlo, ya que no todas las pérdidas auditivas pueden revertirse, y sólo se pueden hacer cosas para compensarlas. Lo básico es evitar el ruido en la medida de lo posible: limitar el uso de auriculares, no acudir con demasiada frecuencia a lugares ruidosos como clubes o discotecas, llevar siempre protección auditiva en el trabajo y no subir innecesariamente el volumen del televisor o de los equipos de reproducción. A medida que envejecemos, nuestra audición es más susceptible de sufrir daños, por lo que es aún más importante evitar los factores que aumentan el riesgo de sordera.
También hay que tener siempre cuidado al tratar problemas auditivos como cualquier infección de oído o respiratoria, ya que no es infrecuente que una inflamación no tratada dañe el órgano auditivo de forma irreversible. También es importante revisar la audición incluso después de una lesión leve en la cabeza o el oído. A partir de los 40 años, se recomienda revisarse la audición al menos cada dos años, y con más frecuencia si hay problemas.
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¿Se pueden tratar los problemas de audición?
Por desgracia, muy a menudo los problemas auditivos como la pérdida de audición son irreversibles, pero esto depende de la causa de los problemas auditivos experimentados. Los expertos recomiendan buscar ayuda lo antes posible, cuando los síntomas aún no son tan graves, porque cuanto más profunda sea la pérdida de audición, más difícil será tratarla con éxito. Para muchas personas con problemas de audición, la única opción es un audífono.
¿Cómo se trata la pérdida de audición?
Un audífono es un dispositivo que amplifica los sonidos para que pueda oír casi con normalidad. La potencia del aparato se ajusta individualmente al grado de pérdida auditiva; es mejor no hacerlo por cuenta propia, ya que se puede exagerar y perjudicar aún más la audición. El audífono es pequeño, por lo que apenas se nota, y se lleva detrás de la oreja o sujeto a la patilla de unas gafas.
También existen métodos quirúrgicos para los problemas de audición, para personas que han experimentado pérdida de audición por defectos y daños en la anatomía del oído. A veces también existen los implantes auditivos, pero se trata de una operación muy costosa y no todo el mundo cumple los requisitos para someterse a ella; los tratamientos incluyen la regeneración de los huesecillos, la reconstrucción del tímpano o el ensanchamiento del conducto auditivo externo, entre otros. La medicación para mejorar la audición se utiliza en muy raras ocasiones y es principalmente el caso de esta pérdida de audición deficiente, también se pueden utilizar suplementos vitamínicos y minerales que inhiben el proceso de envejecimiento.
¿Cómo puedo comprobar si tengo una pérdida auditiva?
Pérdida auditiva se examina microscópicamente para evaluar con precisión el estado del órgano, la extensión de las lesiones y el estado del tímpano. En ocasiones, la audición mejora considerablemente si se limpia profesionalmente el oído de la cera que obstruye el conducto auditivo externo, lo cual no debe hacerse por cuenta propia, ya que puede dañar inadvertidamente el tímpano o provocar una infección de oído.
Si aparecen problemas de audición, debe realizarse una prueba básica como la audiometría tonal, y se recomienda realizarla de forma profiláctica a todas las personas mayores, aunque todavía no experimenten síntomas de pérdida de audición. La ventaja de estas pruebas es que ofrecen resultados objetivos sobre la calidad de la audición: no se trata sólo de la impresión del paciente de oír bien o mal, sino que se determina un nivel umbral en decibelios según una escala. En los casos más avanzados, puede solicitarse además una prueba informatizada especializada. Una vez obtenidos los resultados, el médico propone el método de tratamiento óptimo que se adapte a las expectativas y necesidades del paciente.
También deben tenerse en cuenta otros factores de salud en la evaluación de la audición, ya que el riesgo de pérdida de audición es mayor en pacientes con aterosclerosis, diabetes, hipertensión o enfermedad coronaria. El riesgo también aumenta cuando se toman fármacos ototóxicos, que afectan negativamente a la cóclea.
¿Qué ofrece el tratamiento auditivo?
Tratar la pérdida de audición tiene una serie de beneficios para el paciente. Le permite retomar el contacto normal con otras personas, le quita el estrés de las situaciones cotidianas cuando la persona mayor teme volver a perderse algo, frena la pérdida de audición posterior, previene la demencia y la pérdida del habla. Los avances médicos son ahora tales que resulta fácil encontrar el método de tratamiento adecuado para usted, que sea cómodo y no tenga efectos secundarios no deseados, además de económicamente accesible.